Fernando García Curten, uno de los artistas plásticos más importantes y, a la vez, más secretamente custodiados de la Argentina, falleció este domingo en su San Pedro, el pueblo que eligió como trinchera y refugio tras una radical renuncia al mercado del arte a principios de los años ‘90. Su muerte sella la leyenda del creador que encontró en la reclusión la forma más pura de la expresión. Horacio Bernardes remarcó que el artista cargó con una doble condena: "el rechazo por el mercado y los circuitos de consagración fueron tan fuertes como los que el mercado y esos circuitos ejercieron sobre él". Este mutuo distanciamiento, lejos de menguar su talla, la agigantó, consolidándolo como un maestro de culto, una referencia obligada en voz baja. Colegas de la magnitud de Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía lo consideraron un faro, un reconocimiento que se cristalizó cuando, en 2010, comisariaron una muestra de sus dibujos en el Centro Cultural Borges, su regreso a la escena después ...
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