La
imagen estereotipada del jugador de cartas suele hacernos pensar en salas
ahumadas y tipos callejeros, pero la vida real de la élite de este deporte
mental es otra. En las mesas finales de los mayores torneos del mundo se
sientan matemáticos, ingenieros, genios analíticos y otros profesionales.
Vanessa
Rousso es el ejemplo de esta transformación. Apodada Lady Maverick, Rousso irrumpió en el circuito mundial con un juego
tan agresivo como calculado y un respaldo académico que pocos oponentes podían
igualar. Su vida es la de una mujer que aplicó la teoría de juegos y la
precisión legal al azar de los naipes.
Hija de
neoyorquinos, pero criada entre Estados Unidos y Francia, Vanessa siempre tuvo
un espíritu competitivo. Su tiempo en Duke fue una señal de lo que estaba por
venir. Allí no solo estudió, sino que se adentra en la teoría de juegos, una
rama de las matemáticas aplicadas que analiza la toma de decisiones
estratégicas. Se graduó en tiempo récord, con honores, en tan solo dos años y
medio. Esa fundamentación teórica sería la piedra angular de su juego,
alejándose de la intuición y aproximándose a la ciencia de las apuestas.
La
mayoría de la gente se conformaría con graduarse de una universidad de élite,
pero Rousso tenía otras ideas, ya que se inscribió en la Facultad de Derecho de
la Universidad de Miami. Pero lo inusual no era que estudiara leyes, sino que
lo hiciera mientras ya jugaba profesionalmente en el circuito de torneos en
vivo. En la universidad, cambiaba los libros de derecho por viajes a Las Vegas
y Atlantic City.
El
derecho y las cartas tienen más en común de lo que parece por el hecho de que
ambos necesitan capacidad de análisis, leer al otro y construir un argumento
ganador con palabras ante un juez o con fichas ante un oponente. Vanessa
comprendió que cada mano es un pequeño juicio en el que las cartas comunitarias
son la evidencia y el veredicto lo proporciona el jugador que menos errores
cometa. Su entrenamiento como abogada le dio una mente de acero, capaz de dejar
de lado los sentimientos y la matemática en situaciones críticas.
Para
quienes aspiran a emular este grado de disciplina y erudición, el mundo actual
pone a su alcance instrumentos que antes no existían. La práctica hace al
maestro y hoy se puede encontrar una plataforma con la mayor variedad de juegos
de poker, desde las modalidades clásicas como Texas
Hold'em u Omaha hasta series online y torneos PKO. El contar con todo este
arsenal a disposición, boletos para torneos y variantes rápidas como BLAST o
SNAP, permite al estudiante pulir su estrategia en todos los frentes, como
Rousso, diversificando sus conocimientos.
El
sobrenombre de Lady Maverick no se lo
ganó por casualidad. Rousso hipotecó parte de sus futuras ganancias para
costear su incursión al circuito profesional, una apuesta audaz que revelaba su
fe ciega en sus capacidades. Su gran avance se produjo en 2006, cuando se
convirtió en la mujer más joven en alcanzar una mesa final del World Poker Tour
en el Borgata Poker Open. Ese resultado la puso en el mapa, pero fue solo el
comienzo.
Su mayor
victoria fue en el European Poker Tour de Monte Carlo en 2009. Allí se llevó el
High Roller, un torneo para los mejores, de alto precio y máxima competencia.
Derrotó a una mesa llena de campeones del mundo y se llevó más de 700.000
euros. Aquella victoria le consagró no como "mujer jugadora", sino
como una de las mejores jugadoras del mundo, sin importar el género.
Otro
punto alto fue el NBC National Heads-Up Poker Championship de 2009. En este
mano a mano, la forma más pura de duelo en el juego, Rousso venció a leyendas
vivas como Doyle Brunson y Phil Ivey. Perdió ante Huck Seed en la final, pero
demostró que podía competir con los grandes del negocio y vencerlos en el juego
táctico.
El
estilo de Vanessa Rousso siempre fue agresivo, difícil de leer. Aprovechaba su
imagen, muchas veces apareciendo con gorra, gafas oscuras y auriculares, un
muro infranqueable para sus rivales. Su entrenamiento en teoría de juegos le
daba la habilidad de leer el "metajuego" que se desarrollaba más allá
de las cartas, por lo que podía decir cuándo sus oponentes estaban jugando con
miedo y cuándo estaban tratando de atraerlo a una trampa.
Su
impacto se extendió más allá de la mesa. Rousso se convirtió en una portavoz
del juego, escribiendo artículos de estrategia que explicaban conceptos
complejos para el lector medio. Siempre defendió que el
juego era una cuestión de habilidad, no de azar. Su victoria animó a otras
mujeres a tomar las cartas y probar que el cerebro y la formación son las
mejores armas de un jugador.
Vanessa Rousso demostró que no tienes que
sacrificar una carrera tradicional por el juego e, incluso, se pueden
complementar…