Condenan a seis años y medio de prisión a instructor de vela por abusos tras la denuncia de la medallista olímpica Eugenia Bosco


 El Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de San Isidro condenó a Leandro Tulia, reconocido instructor de vela con trayectoria en el Yacht Club de Olivos, a la pena de seis años y medio de prisión por el delito de abuso sexual agravado. El fallo se conoce meses después de que la medallista olímpica en París 2024, Eugenia Bosco, hiciera pública su denuncia contra quien fuera su entrenador durante su adolescencia.

La jueza Verónica Di Tommaso determinó que Tulia se valió de su "figura de poder" y de la diferencia de edad con las víctimas —a quienes aventajaba por más de veinte años— para cometer los abusos en ámbitos donde los menores estaban bajo su exclusiva custodia y cuidado.

El rol clave de Eugenia Bosco

La causa tomó estado público a inicios de 2025, cuando la sampedrina Bosco, ganadora de la medalla de plata en la clase Nacra 17, se presentó ante la UFE Género de Vicente López. Allí relató los abusos sufridos a los 12 años en el club de Olivos, durante jornadas de entrenamiento que incluían pernocte para optimizar las horas de práctica.

Pese a la contundencia del relato, la Justicia declaró la prescripción de su caso particular por haber ocurrido antes de la reforma normativa de 2011. No obstante, el testimonio de la atleta fue el catalizador para que otras tres exalumnas se presentaran ante la Justicia por hechos sucedidos entre 2012 y 2015, los cuales sí fueron alcanzados por la condena actual.

"La prescripción no permite la persecución penal, pero no constituye un borramiento de la memoria de quien ha padecido un evento que la ha dañado", sostuvo la magistrada Di Tommaso al fundamentar por qué el testimonio de Bosco fue admitido como prueba fundamental en el juicio.

"No estaba en control de la situación"

En declaraciones recientes, la medallista olímpica reflexionó sobre el proceso interno que la llevó a judicializar el hecho años después: "Pasé por mil etapas de vergüenza, de pensar que era la culpable. Después de un tiempo decís: yo tenía 12 años y no estaba en control de la situación, ¿por qué no contarlo?".

Bosco explicó que, tras años de terapia y acompañamiento, logró identificar el origen de un malestar que la acompañaba desde niña. "Cuando esto vino (el recuerdo) empecé a entender un montón de cosas", señaló la deportista, cuya valentía permitió desarticular un patrón de abusos que se extendió por más de una década en el ámbito de la náutica bonaerense.

Con este fallo, la justicia de San Isidro sienta un precedente sobre el valor probatorio de los testimonios de víctimas cuyos casos han prescripto, permitiendo que sus relatos sirvan para condenar a agresores en causas conexas o posteriores.