Baradero: Destruyeron 70 caños de escapes no reglamentarios secuestrados

El intendente de Baradero Esteban Sanzio participó este jueves de la destrucción de 70 caños de escape no reglamentarios que fueron secuestrados por personal de Tránsito de la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana del Municipio de Baradero.  Los caños de escape no homologados que fueron destruídos en la jornada de hoy habían sido secuestrados de motovehículos estacionados en la vía pública (en cumplimiento con la Ordenanza 4758/13) o bien en los operativos de control vehicular realizados en distintos puntos de la ciudad. En aquellos casos en que los conductores de los vehículos pudieron acreditar la propiedad sobre el mismo y colocarle el caño de escape original a la moto, la misma fue entregada, secuestrándose solo la pieza no original. 

La historia de una pareja “isleña por elección” en San Pedro, publicada por un diario de Pilar

Info y foto diario "Actualidad" de Pilar



Una nota publicada por el diario “Actualidad” de Pilar permite conocer la historia de Julia Molares Uriarte, quien decidió radicarse con su pareja, un sampedrino, en la zona de islas frente a San Pedro.

A continuación, la historia de lo que ellos llaman su “aventura”, plasmada en el medio pilarense bajo el título “Isleños quieren ser”:




“ Las fotos de su aventura, colgadas en alguna red social, invitan a la imaginación y hacen sentir un poquito de envidia. En cada imagen queda plasmada la calma infinita que provocan el río y su contemplación, y todas parecen tener un común denominador, o varios: las nociones de libertad, de naturaleza y de aventura. Debajo del título del álbum "Isleños quieren ser", una leyenda: "Ellos van en busca de la tranquilidad. Del canto de los pájaros. Del ruido a agüita que corre o no. A ver crecer sus plantas y sus vegetales. A decorar los paisajes del Paraná".

Julia lleva cuatro meses viviendo con Julián, su pareja, en la casa que construyeron en el delta de San Pedro. El atractivo de la aventura que emprendieron es incuestionable, mucho más para todos los que vivimos en la llanura, tan lejos de todas esas historias de isleños.

En esta nota, algunas de sus anécdotas sobre un modo de vida sustentable y sobre cómo pertenecer a la naturaleza en lugar de conquistarla.

.- Julia, ¿Cómo surgió la idea de mudarte a una isla?

La idea surgió a través de Julián, mi novio sampedrino, que nunca antes había tenido interés por las islas hasta hace tres años. Allá por el 2011, filmando un cortometraje en Vuelta De Obligado, y después de haber vivido una semana con Miguel, un pescador de la zona, le nacieron las ganas de hacerse un rancho en la isla. Me transmitió esta idea en el acto y decidí una vez más comenzar otra aventura.



.- ¿Dónde está ubicada?

San Pedro es una ciudad que está ubicada a 180 kilómetros de Capital Federal, a orillas del Rio Paraná; en esa instancia el río comienza a formar su Delta, y nuestra isla queda a 10 minutos en lancha de la costa.



.- ¿Por qué allí y no en otro lugar?

Cuando comenzó nuestra búsqueda de un terreno en la isla, nos enteramos de la historia de un amigo que había heredado un pedazo de isla de su abuelo y que desinteresadamente nos lo prestó para que hagamos la casa.



.- ¿A qué se dedican?

Yo soy diseñadora gráfica y trabajo por cuenta propia; y a la vez doy clases de Plástica en escuelas de San Pedro, y Julián accede a una renta mensual.



.- Ustedes construyeron su propia casa, ¿cómo lo lograron y cuánto tiempo les tomó?

Si contamos el tiempo de recolección de materiales que juntamos de la calle mientras vivimos en Capital Federal, nos llevó más de un año.

La casa la construimos con la ayuda de familiares, amigos y con el ingenio de un isleño, Beto, al que contratamos para la construcción del muelle y luego de la casa, que sólo llevó dos meses y medio.



.- ¿Cuentan con servicios de luz, gas, agua corriente, etcétera?

No. No contamos con ningún servicio. Al proyectar la casa tuvimos que tener en cuenta cómo nos íbamos a proveer de calefacción, agua, luz, etcétera.

Para eso, investigamos en sistemas renovables ecológicos, como por ejemplo la fabricación de un baño seco para no contaminar el río; la utilización de energía solar para la luz de la casa y  la alimentación a batería; la inversión en un grupo electrógeno a nafta para el funcionamiento de las herramientas que usamos para la construcción y para la carga de la computadora o el celular; la bomba que nos lleva el agua desde el río hacia un tanque para lavar o regar, y fundamental para pasar la época fría, y la construcción de una estufa con barro y ladrillos refractarios, más la instalación de una salamandra.



.- ¿Cómo se organizan con el agua y los alimentos?

En este momento, dependemos de ir a San Pedro para la compra de alimentos y para traer el agua potable en bidones; pero ya están creciendo todas las verduras de estación en la huerta que producimos. Además, tenemos pensado, más adelante, comprar algunas gallinas.

Ésta es zona de pescadores, que de vez en cuando nos regalan alguna boguita o algún armado. Nosotros aún no hemos incursionado en la pesca como método de subsistencia, pero a veces tiramos alguna cañita al agua.

                                                                                                 

.- ¿Cómo manejan los residuos?

Tenemos una composta en dónde tiramos todo lo que es desecho orgánico, que se convertirá en tierra fértil para nuestra huerta. El plástico y el vidrio lo juntamos aparte y lo tenemos en un lugar específico.



.- Julia, ¿qué es lo más lindo de vivir en una isla?

Me cuesta un poco contestar tu pregunta porque hace sólo cuatro meses que estamos acá, pero tiene que ver con despertarnos a la mañana con la salida del sol sobre el río y ver pájaros que jamás en mi vida había visto. Al vivir sin televisión ni internet nos dimos cuenta que dejamos de consumir muchas de las cosas que los medios te venden.

Nunca antes había tenido semejante contacto con la naturaleza, y estando acá descubrí muchas cosas: a prestarle atención a los pájaros, a las cosas que contiene el río, y a los árboles? y te puedo decir que eso es increíble.



.- ¿Tienen vecinos?

Vivimos en una zona en dónde hay varios ranchitos, pero sus dueños vienen sólo los fines de semana, con excepción del de Antonio, un puestero que cuida las vacas y caballos de esta isla, y el de Quintana, un pescador de la zona.

Dentro de todo lo que es el Delta, parte de Buenos Aires y parte de Entre Ríos, son pocas las familias que viven en la isla, y cada vez son menos. Esto se debe a que vivir en la isla significa cazar o pescar para alimentarse, no tener acceso a un hospital cercano ni contar con todos los servicios.

Por lo general, en la zona donde hay varias familias instaladas hay una o dos viviendas que funcionan como pequeñas despensas y que proveen de ciertos productos a los vecinos.

Una cosa que noté y que llamó mi atención sobre los isleños es que el que no es tío o primo, es hermano o sobrino.



.- Imagino que debe haber historias de vida muy interesantes?

La historia que tengo más presente es la de Beto, un pescador y nutriero nacido en la isla. Beto es un isleño que sabe tocar la guitarra sólo de ver los dedos rasgar contra las cuerdas, que te dice el pronóstico del tiempo con sólo observar la luna o el viento, que ha tenido que cazar carpincho para vender el cuero y llevar el pan a la mesa de su familia, y que ha vivido siempre a suerte o verdad, dependiendo de lo que pueda pescar o cazar. Él y su familia vinieron a construir nuestro rancho durante el verano y terminaron quedándose, ya que consiguió trabajo de casero en un rancho vecino. Tenemos muy buena relación porque aprendimos mucho de ellos, desde cómo se cura el dolor de panza con alguna hierba isleña, hasta cómo cocinar el verdadero pescado frito.



.- ¿Te costó adaptarte?

Por lo general no me cuesta la adaptación, pero éste ha sido un cambio bastante brusco con respecto a lo que era vivir en ciudades grandes, estar ?conectado? todo el tiempo, usar el transporte público, ir al mismo lugar a trabajar, entre otras cosas que me pasaban antes. Ahora no llevo registro de la hora, salvo que tenga que hacer algo determinado.

Con respecto a si hay algo que me cueste, sí, fue encontrarme con todos los insectos y animales del lugar: pulgas, mosquitos como nunca antes había visto, estar atenta a las víboras, a las rayas o a las palometas en el río, y ni hablar de las hormigas que salen por todos lados.



.- ¿Cómo es un día típico?

La casa está llena de ventanas por eso apenas aclara nos levantamos, nos tomamos unos mates mientras preparamos unos chapatis (especie de tortilla de harina, salvado de trigo, agua y aceite) y organizamos lo que vamos a hacer ese día para terminar la casa, como por ejemplo ir a buscar arena a un arenal natural que hay en esta isla para terminar de revocar el baño que es la única parte de cemento de la casa, reforzar con alambre la huerta para que no entren las vacas ni los chanchos, ir a San Pedro a buscar agua o a hacer alguna compra, poner la canaleta y así acopiar agua de lluvia, etcétera. Al mediodía pensamos en qué vamos a preparar para comer, a la tarde salimos a buscar leña, la trozamos. Cuando se va la luz del día nos metemos adentro, prendemos la salamandra, cenamos y a veces miramos alguna película o escuchamos la radio hasta dormirnos.



.- ¿Cómo recibieron familiares y amigos la noticia de que se mudaban a la isla?

Todos se sorprendieron, pero siempre nos apoyaron. Creo que sin el apoyo de familiares y de amigos esto no hubiera podido ser realizado.

El abril pasado hicimos una fiesta de inauguración y nos sentimos felices de recibir a nuestros amigos y familia que vinieron hasta acá a festejar con nosotros.



.- ¿Qué le recomendarías a quien quiera seguir tus pasos?
El consejo es: metele pata a lo que quieras emprender, siempre hay obstáculos en el medio pero eso es lo divertido. Hacele caso a los lugareños que ellos siempre tienen la posta”.