Conductor alcoholizado circulaba en contramano en calle Mitre

Uno de los operativos dinámicos realizados en conjunto por inspectores de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de San Pedro y la Estación de Policía Comunal permitió interceptar esta madrugada a una camioneta Volkswagen Saveiro que circulaba en contramano por calle Mitre.  El conductor, un hombre de 42 años, oriundo de Carlos Casares, estaba alcoholizado, de acuerdo a lo que pudieron constatar las autoridades, que debieron controlarlo luego de que "alterara la paz pública" según el informe oficial. 

Deslumbrante concierto de Nelson Goerner en Shanghai (por Juan Rapacioli para Telam)

El pianista sampedrino Nelson Goerner, uno de los artistas que representan a nuestro país en la Semana de la Cultura Argentina del 15 Festival Internacional de Arte de Shanghai, ofreció anoche un impresionante concierto que deslumbró al público chino con interpretaciones de Bach, Chopin, Debussy, Liszt y Piazzolla.
El concierto, realizado en el moderno Shanghai City Theatre, fue una experiencia casi onírica que envolvió a un silencioso público -donde se destacaban muchos estudiantes- en distintos universos musicales abordados por Goerner con una notable profundidad conceptual que fue más allá de su extraordinaria capacidad técnica y madurez expresiva.

"Es la primera vez que vengo a este Festival y me llamó mucho la atención la expectativa que hay en relación a esta Semana de la Cultura Argentina. Ni bien llegué sentí que había algo importante que iba a suceder", explicó Goerner a Télam después del concierto, todavía en un estado de notable exaltación.
Y agregó: "Creo que es de suma importancia que se den estas cosas, deberían hacerse más seguido, esto acerca culturas tan distintas como la nuestra y la de este país. Lo que hacemos los artistas no conoce fronteras, hay un ámbito en el que es propio y se desarrolla, pero tiene un carácter que le da su universalidad".
"La cultura asiática tiene sus particularidades -sostuvo el músico- si la comparo con la argentina, por ejemplo, me doy cuenta que nuestro público es más efusivo de entrada. Acá sorprende mucho el respeto, como un cierto pudor de aplaudir demasiado al principio, más allá que después el concierto vaya hacia un clímax. Es impresionante el silencio, la discreción, el respeto".
"Eso tiene que ver con una idiosincrasia -continuó-, con una educación, con una forma de pensar las cosas y con una manera de manifestarse. Tiene que ver con todo eso, y se refleja ahí, en el momento de escuchar la música".
Goerner, nacido en San Pedro y radicado en Ginebra (Suiza), señaló que "con el correr de los años y el estudio, muchas veces se da como una especie de fusión con el instrumento. No pasa todas las noches, porque no somos maestros infalibles de nosotros mismos y nunca sabemos, antes de salir al escenario, en qué estado nos vamos a encontrar, no se puede predecir, no tiene definición".
"Hay veces que no te sentís bien -explicó-, no estás inspirado justo antes de salir, y de repente sucede algo en el momento en que te acercas al instrumento, algo que yo llamaría un querer transmitir, un querer comunicar a través de la música algo que es mucho más importante que la misma persona que lo está haciendo, es algo muy superior a nosotros mismos".
"A veces no se da y uno igual trata -continuó-, siempre trata de lograr esa especie de compenetración con la música que está interpretando, porque es música que de todas maneras tiene una elevación espiritual, un concepto y un alcance mucho mayor al que cualquier interprete, por más grandioso que sea, le pueda llegar a dar".
Goerner, quien ha tocado a cuatro manos con Martha Argerich, reflexionó: "La música ya existe, yo puedo tener mi propia visión de una pieza y otro intérprete puede llegar a verla de forma completamente distinta, pero creo que lo que cuenta es ser fiel a nosotros mismos, no estar influenciados por circunstancias externas como querer tener éxito o tantas cosas que pueden condicionarnos".
 "No es fácil estar únicamente compenetrado con el mensaje del que uno es trasmisor -sostuvo el músico- y es realmente una gran responsabilidad para el interprete".
En un momento del concierto, después de una intensa versión de "Adiós Nonino" -transcripta por el propio Astor Piazzolla-, la directora de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina, Magdalena Faillace, se acercó hasta el escenario, visiblemente emocionada, y le entregó al músico un ramo de rosas.
"La música de Piazzolla siempre me dijo algo importante y una velada como esta hubiera estado incompleta sin uno de nuestros grandes músicos -sostuvo Goerner-. He visto que la música de Alberto Ginastera está muy bien representada en el mundo, yo mismo la he abordado, y me da mucha alegría que hoy por hoy la música de Piazzolla haya trascendido nuestra nacionalidad".
"Estoy en permanente contacto con la Argentina y su música - continuó-. En un punto es como si nunca me hubiese ido. Allá tengo mi familia y una gran cantidad de afectos. Además, soy titular de una cátedra en un conservatorio de Ginebra y hay muchos jóvenes argentinos que quieren venir a estudiar conmigo, eso es una alegría".
Goerner apuntó: "Lo que hago obedece a una vocación, siempre quise ser músico y nunca me imaginé mi vida fuera de la música. Pero eso conlleva una dedicación casi absoluta, uno ha renunciado a muchas cosas por esto. Si uno quiere hacer las cosas de la mejor manera posible, tiene que dedicarse a fondo".

"Siento orgullo de estar acá, porque estamos representando a la cultura de nuestro país, y eso tiene una responsabilidad enorme, pero también la alegría de poder hacerlo, de poder transmitir algo que te vincula, que hace que seas parte del país donde naciste y te formaste. Eso es muy importante", concluyó el pianista.