Autoridades retomaron las gestiones para la aprobación del Parque Agroindustrial

El Intendente Cecilio Salazar, acompañado por el Jefe de Gabinete Alfredo Carrasco y el secretario de Producción, Industria y Comercio,  Ariel Álvarez, se reunió con la Subsecretaria de Industria y Pymes, Mariela Bembi, para actualizar el progreso del proyecto del Parque Agroindustrial de San Pedro.  Juntos, repasaron el estado de la documentación necesaria para la aprobación final del proyecto, que se encuentra en la última instancia para lograr la certificación definitiva del predio como parque agroindustrial.

Cómo fue el combate en el que se disparó el proyectil encontrado en las barrancas

La goleta "Sarandí"

 El trabajo de los historiadores nos cuenta que en la primera mitad del siglo XIX, San Pedro fue uno de los escenarios de duros episodios políticos y sociales que marcaron la historia moderna de nuestro país.
  Haciendo un rápido repaso por las crónicas de la época mencionadas por el fallecido historiador Alberto Luis Noblía podemos descubrir importantes sucesos que involucraron a las figuras más fuertes de la vida política argentina en sangrientos hechos de armas:

  En 1828 San Pedro permanecía Federal respondiendo a las influencias de Estanislao López, gobernador de Santa Fe, y por esta razón tropas Unitarias atacan el pueblo siendo rechazadas.


  El 5 de Agosto 1840, Lavalle desembarca en San Pedro desplazando la supremacía federal siendo, Juan Dámaso Camelino, nombrado Jefe militar y político del pueblo.

  El 27 de Agosto de 1840, las tropas del Gobernador de Santa Fe atacan San Pedro en varias oportunidades con la intención de desalojar a las fuerzas unitarias al mando de Camelino. Esta fuerza de choque estaba compuesta por unos 900 efectivos de caballería, entre los que se encontraban unos 300 indios.

  El día 11 de septiembre de 1840, los hermanos Camelino, al frente de gran cantidad de personas del vecindario, inician un trágico y agotador éxodo hacia las afueras del pueblo, uniéndose a las tropas de Lavalle.
  En este suceso, prácticamente desconocido por los sampedrinos, familias enteras inician la marcha con el fin de evitar las represalias del Gobierno de Rosas; otros se dirigen a los buques franceses que se encontraban fondeados frente a San Pedro.

  Sin embargo, en junio de 1829, sucedió un hecho que la Historia oficial apenas le ha dedicado unos pocos renglones en algunos libros ya amarillentos: el pueblo fue  arrasado tras un cañoneo entre las fuerzas federales y una flota unitaria anclada en la laguna.
  Las naves habían sido enviadas para terminar con el federalismo sampedrino y estaban al mando del Coronel y Comandante de la División Fluvial de Buenos Aires, Leonardo Rosales, a bordo de la Goleta “Sarandí”, nave insignia de aquella flota.
  Las fuerzas de desembarco comprendían 300 infantes, un piquete de caballería, dos cañones de bronce de a 4 y un Escuadrón de Húsares al mando del Teniente Coronel Mariano Acha, militar de amplia trayectoria en diversos combates de las guerras civiles argentinas.
  Por esos días, San Pedro estaba al mando del Coronel José Ramón Ruiz Moreno, ex-granadero de San Martín que participó en el épico cruce de los Andes. Fue él quien tuvo la responsabilidad de defender la posición sampedrina contra la agresión de la flota unitaria y estar al frente de la defensa durante el desembarco de la infantería enemiga.
 
  Documentos citados por el historiador sampedrino Lic. Américo Piccagli nos muestran pormenores de aquel terrible suceso incluyendo partes de guerra del Comandante de la flota que narran:
“…presenté la línea de buques al frente del pueblo y me disponía a mandarles una intimidación, cuando rompieron los amotinados el fuego de cañón sobre nosotros…”.
  Y agrega:
“…rompieron el fuego con tres piezas de artillería de a 4 sobre nuestros buques y fue contestado por estos con un fuego tan vivo que en menos de media hora retiraron las piezas de otro punto, en donde también se les hizo cesar sus fuegos”.
  Además comenta que:
“Al paso que avanzaba nuestra infantería, protegida por las piezas, arrollando todo lo que se les presentaba; la seguían las embarcaciones menores y los buques de guerra que batían al enemigo… Mientras la infantería enemiga colocada sobre las azoteas hacía el más vivo fuego… Nuestra infantería avanzaba sobre el pueblo y a las 3 de la tarde se tomó la plaza a la bayoneta”.

  Por su parte, el Jefe Militar de la expedición, Coronel Isaac Thompson, encargado de comandar el desembarco sobre San Pedro, escribe que:
“el pavor y la consternación cubrieron el campo de las inmediaciones de San Pedro, que quedó en un silencio profundo después del terrible castigo que sufrió”.
 
  Único elemento de aquellos sucesos
Sector del hallazgo

  Pero la historia no sólo se arma con los documentos escritos. Se necesita de los elementos u objetos que puedan corroborar la existencia de los hechos.
  En los últimos días, fue descubierta la única prueba material recuperada hasta hoy de aquel terrible combate perdido en los grises días de la historia.
  Un vecino, trabajando sobre un sector de barrancas ubicado a unos 500 m al norte del Puerto de San Pedro, observó una esfera oscura que le llamó la atención. La extrajo, la liberó de la tierra que la rodeaba y observó con asombro que se trataba de un pesado objeto de hierro macizo.
  El elemento fue puesto en manos del Grupo Conservacionista de San Pedro que inició la búsqueda de datos que permitieron determinar que aquel vecino había encontrado uno de los proyectiles disparados por los cañones de la flota unitaria que arrasó San Pedro el 28 de junio de 1829.
  La bala de cañón hallada pesa 1,370 kilogramos y mide 70 mm de diámetro.        Es maciza y se conserva en perfecto estado debido a que la fuerza del disparo la incrustó en los sedimentos de la barranca aislándola de los agentes erosivos.
  Según las crónicas, la División Fluvial de Buenos Aires que fue enviada a intervenir en el Río Paraná y hostigar al federalismo sampedrino, se componía de tres escuadrillas: una de 5 naves transportando las fuerzas de desembarco, otra división compuesta por las sumacas “Uruguay” y “República”, la goleta “Monserrat” y una cañonera transportando un contingente de húsares al mando del teniente coronel Mariano Acha y, en San Nicolás, aguardaba una tercera división con el Coronel Rosales al mando de la Goleta “SARANDÍ” y las Cañoneras Nº 5, Nº 6, Nº 7 y Nº 13.
  La nave principal (la “Sarandí”) estaba armada con 1 cañón de a 16 libras, 2 cañones de 12 libras, 2 cañones de 8 y 4 cañones ligeros. Las cañoneras también poseían poder de artillería con similar fuerza de persuasión.
  La Cañonera Nº 6 tenía, como segundo al mando, a Antonio Somellera, marino y pintor argentino que años antes había tenido una heroica actuación durante las Invasiones Inglesas. 
  Según las comparaciones efectuadas y las apreciaciones realizadas en base al armamento naval que registran las crónicas, la bala recuperada podría haber sido lanzada por alguna de las sumacas o por alguno de los 4 cañones de la “Sarandí” que en los documentos figuran como “cañones ligeros”.
 
  La acción de las tropas federales en defensa de San Pedro motivó una carta del Comandante de la Campaña, General Juan Manuel de Rosas, con fecha 7 de julio de 1829 al jefe de las fuerzas en nuestra ciudad:
  “La nota de Usted del 30 pone muy en claro el heroísmo, el patriotismo y decisión del pueblo y vecindario de San Pedro, no menos que los sentimientos que animan a su digno Comandante y demás oficiales, que sabe llenos de un fuego ardiente de amor por el restablecimiento de las leyes…”
 
  Este sencillo pero valioso elemento que ahora pasa a formar parte del patrimonio histórico de San Pedro es el único testigo de un innecesario enfrentamiento que costó la vida a unos 50 argentinos.