Detuvieron a uno de los autores del asalto a un vivero (Video)

Personal de la Dirección Distrital de Investigaciones llevó adelante una serie de seis allanamientos en el marco de la causa que investiga el robo perpetrado en el vivero "Mailín".  Tras el ilícito cometido en el predio ubicado en Crucero General Belgrano y calle 158 (casi Ruta 1001), los investigadores, junto con personal del Grupo de Tareas Operativas, recibieron distintos testimonios. Además, reunieron imágenes de cámaras de seguridad que fueron analizadas en conjunto con el Centro de Monitoreo de la Secretaría de Seguridad. De tal forma, dieron con el automóvil en el que se movilizaban los tres delincuentes que cometieron el atraco. 

Con higuera no hay hoguera (por Eduardo Campos)

La cosa es más o menos así. Es sábado o domingo,… o feriado. Es un día espectacular y usted se levanta con la idea fija de hacer un asadito.
En el almacén, despensa, mercadito, mercado o supermercado compra el vacío y los chorizos y algo de costilla. Como hace tiempo conoce que el carbón no es precisamente bueno para la salud, suma una bolsita de leña para el fuego. Su señora se hace de los productos necesarios para las ensaladas y se vuelven para su casa.
Alrededor de las 11 empieza a acomodar bollitos de papel debajo de unas tablitas para dar inicio a lo que tiene que terminar con un asado espectacular.
El fuego está encendido y usted fue a la cocina a salar la carne. Cuando estima que ya debe haber alguna brasa como para empezar a calentar la carne sale y se encuentra con que… donde había fuego, cenizas quedan.
Bueno, piensa que calculó mal el tiempo por lo que vuelve a acomodar más tronquitos que saca de la bolsa, los pone al fuego y los deja arder. En tanto acomoda un poco mejor la carne en la parrilla, disciplina los chorizos en forma de rueda, colocando debajo toda la ceniza caliente que recolectó de la primera encendida.
¡No puede ser! ¡Me ca… en la pu.. mad…! Fui adentro, miré la repetición de los goles del partido de anoche, salgo y vuelvo a encontrar cenizas en el fuego –exclama irritado.
¡Bienvenido al club! Usted es un ciudadano más que se suma a la gran cantidad de giles que quisieron hacer un asado, le pagaron al tipo del almacén por una bolsa de leña para el asado y éste le vendió una madera que pasa del estado “tronco” a “ceniza” en minutos y sin paso previo.
Si usted recorre los caminos rurales que salen de la ciudad y mira a la vera de los mismos se encontrará con gran cantidad de árboles de los que solo queda un pequeño tronco asomando.
Por mi tarea periodística debo recorrer a menudo esos caminos y, al comienzo pensé que lo que sucedía con los árboles estaba vinculado con la crisis que hace que los olvidados del sistema se las arreglen para calentarse o cocinar como puedan.
Hasta que un día vi en el camino real a Castro, antes de llegar al primer paso a nivel, un tipo con una motosierra en un auto de novísimo modelo. Posteriores avistamientos de O.M.N.Is., Objetos con Motosierras No Identificados, me permitieron relacionar a esos O.M.N.Is con comercios donde venden leña.
Evidentemente pareciera que desconocen qué especie es apta para hacer un asado y que especie no. Cortan de todo. Ni se le ocurra, lector o lectora de esta columna, andar con un mameluco verde por el campo porque no sabes el riesgo que corres.
De esa manera la gente gasta dinero comprando ombú, higuera, mora y otras maderas, muchas veces totalmente verdes, con la que no se puede hacer un asado ni en el planeta Mercurio, en el lado que da al Sol.
Al margen de la depredación que efectúan estos tipos hay un punto que no quiero dejar pasar por alto y que me molesta bastante. ¿Por qué el tipo al que uno le compra todo el año, lo garca vendiéndole una bolsa de leña que no sirve para nada?
Él sabe, no es boludo. Él mira que los alimentos que le bajan no estén vencidos y también conoce cual leña sirve y cual no. Es su metier.
Por eso, ciudadano al que le haya pasado esto, te sugiero que la próxima vez que adquieras leña te fijes en el peso. Si la bolsa plástica en la que viene es larga, de tu cintura hasta el piso, y la levantas con un dedo ¡No la lleves! Devuélvesela junto a un pote de vaselina. Él sabrá lo que tiene que hacer. Es lo mismo que te quiso hacer a ti, pero sin la vaselina.