Martilleros sampedrinos promocionan créditos hipotecarios pero desde otros sectores advierten que son buenos solo con estabilidad

La Cámara de Martilleros y Corredores Públicos de San Pedro dio a conocer un comunicado de prensa en el que compartió "algunas de las inquietudes sobre las que se propone trabajar durante los próximos meses a la espera de que se concreten algunas de las reuniones solicitadas para no demorar la exposición sobre cuestiones muy importantes para la continuidad de los proyectos privados que están en marcha". Entre otros puntos, consideran que "ante la reducción o eliminación de la obra pública, la ejecución de proyectos privados aporta no solo mayores oportunidades para quienes deseen invertir en bienes durables, sino también para activar la oferta a favor de quienes están buscando viviendas para alquilar o comprar".

Hallan restos de un perezoso gigante


El Museo Paleontológico de San Pedro dio a conocer un nuevo descubrimiento. En momentos en que el grupo efectuaba una prospección de los cortes de suelo presentes en un predio de la empresa “Eligio Biscia e hijos”, en la zona de “Bajo Campodónico”, advirtieron la presencia de un hueso fósil a unos 4 m de profundidad del nivel de piso actual.
Al momento de la extracción se pudo observar que se trataba de un cráneo fragmentado de algún tipo de perezoso gigante.
Personal del Museo de San Pedro se trasladó hacia el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Allí, luego de comparar con fósiles de esa institución, se pudo establecer que se trataba de la sección posterior del cráneo de un ejemplar de Scelidotherium que vivió en la zona hace más de 700.000 años.
Estos animales poseían un cráneo alargado, estrecho y pequeño si se lo compara con el resto del cuerpo.
De acuerdo al registro fósil, los Scelidotherium habitaron, durante casi todo el Pleistoceno para desaparecer a principios del Holoceno, unos 10.000 años atrás.
Con ese nombre se conoce a un animal de aspecto similar a un oso hormiguero actual pero de talla mucho mayor: Scelidotherium llegaba a medir unos 2.50 m de longitud y unos 1.40 m de altura.
Su cuerpo, al igual que el de todos los perezosos prehistóricos, estaba cubierto por una gruesa piel y sus manos dotadas de poderosas garras. Estas últimas, además de ser armas de defensa, habrían servido para romper termiteros o excavar en busca de raíces.